
05 - Irrupción de constante simulación
Ína Liviana
3/31/20241 min read
Y esta es la historia y el "destino" por el que me preguntabas mientras nos reconocíamos dentro de lo más jodido. No solo porque lo estábamos, sino porque nos dimos a una oscuridad inesperada, no sé si me explico. Desde una habitación derrumbada a la mitad y con frío a la luz de la luna en primavera. Amenizado además por un soundtrack que hacía alusión al sinsentido y que se escuchaba de fondo mientras tenía una llamada telefónica con Ína Liviana.
Ya sé que me has dicho que hay una literatura que no nos necesita, le contesto constatando que estoy en el limbo de una sensibilidad con algo profundo que atraviesa mis emociones más desalentadas. Mientras hablamos me asomo al cielo ahuesado y húmedo de Vallarta esperando ver las primeras estrellas cargadas de las fantasías de luz plasmadas en una irrupción de constante simulación.
Ahí es cuando Ína me dice que la vida ya no es suficiente para sentirnos vivos y que cada vez es más cara. Y yo no podía estar más de acuerdo, tras interiorizar en los procesos intermitentes de los últimos días.
Días largos y revueltos, como rápidos de un río cuyas orillas se separan cada vez más y del cual no podemos salir. Por un momento el destino que sostenía las cosas era una huella detrás de nosotros, y nada más.
Le dije a Ína Liviana que todo era temporal. Como este mundo, como el arte, como el amor, como ella, como yo... el momento en que nos reconocimos dentro de lo más jodido y no solo porque lo estamos sino porque las circunstancias se salían de nuestras manos y caía dentro de lo que no podíamos sobrellevar. Resignarse no es lo mismo que aceptar.
¡Estoy harto!, le dije.
Yo también, dijo ella antes de colgar.
A lo lejos una ola desaparecía hacia la profundidad del mar...
Tragada para no volver a existir más que en una irrupción de constante simulación y que eso no está tan alejado de la realidad. No sé si me explico.
