
02 - De un mundo invisible al otro mundo
Tania Lou - Edvarti S.
1/5/2024
Fueron tres las veces que Tania Lou me invitó a las lecturas de tarot, introduciéndome directamente a ese mundo. La primera fue el mismo día que nos conocimos en su casa, por la región de Etla. Antes de conocerla en persona, yo solo sabía que era la pareja de Edvarti S. Pero no sabía que llevaba a cabo ese tipo de prácticas de forma regular. Tania hablaba de energía y vibración como de una composición vital de la vida. Y de cómo los seres vivos cargan una porción de magia y caos para crearnos y ser conscientes en el mundo que habitamos. Fue en ese momento en que me mostró las cartas de su tarot. Esa primera vez, Tania Lou me aclaró que solo sería una tirada donde, al azar, yo sacaría una carta del mazo y ella me explicaría la definición correspondiente. Procedí a sacar la carta, mientras que Edvarti S. prendía velas y aromatizaba la habitación con palo santo. Al ver mi carta, Tania se sorprendió. Dijo que se trataba de un arcano mayor llamado El carro. También dijo que era una carta que no había salido antes en esa casa. Pensé mucho en el simbolismo que me leyó Tania sobre la carta y le dije que acertaba en que describe una parte del mundo, pero que no sabría de cuál mundo.
La segunda vez fue una tarde que Tania Lou y Edvarti S. me invitaron por un sendero en las orillas del pueblo y llegamos a un campo que estaba rodeado por pinos y tenía el tamaño de dos hectáreas aproximadamente. Nos sentamos en medio de ese espacio y Edvarti S. procedió a leer la última historia que había escrito y que aún la tenía en borrador en su celular. La cual trataba de una casa que aparecía de la nada en la región de Oaxaca y que era descubierta por dos hermanos que se percataban de que, en realidad, la casa parecía venir de otro mundo y que, al acercarse a ella, les producía un trance de embeleso y orgasmo al mismo tiempo. Edvarti S. me dijo que la publicaría dentro de unos meses de manera independiente. Luego de su lectura, Tania Lou sacó las cartas del tarot y me pidió nuevamente sacar una.
En esa ocasión saqué la carta del Ermitaño. No pude ver la reacción de sus rostros debido a que ya estaba anocheciendo y había muy poca luz en el campo. Solo escuché a Tania diciendo que era nuevamente un arcano mayor. Uno con más carácter individual, agregó.
Al regresar los tres a su casa, cenamos y durante la cena noté que Tania veía a Edvarti S. como diciendo: ¿De dónde sacaste a este tipo? Pero Edvarti S. solo sacaba alguna pregunta en la conversación sobre música o sobre alguna película. Al final de la noche, me permitieron quedarme a dormir en su casa. Esa fue la primera de muchas veces que me lo permitieron. Lo último que recuerdo de esa noche fue ver, a través de las ventanas, una densa niebla acumulándose afuera de la casa y atravesada por un halo de luz de luna. Luego me dormí.
La tercera y última vez estábamos en una cantina llamada "El otro mundo", en el centro de Oaxaca de Juárez. Antes habíamos asistido a una presentación de libro en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO). A la cantina también llegaron muchos de los que habían asistido a la presentación, incluyendo el grupo editorial "Polvoh Press", responsables del proyecto que fue presentado bajo el título: "Mundo invisible". Durante esa tarde en la cantina, Tania Lou se acercó conmigo y sacó un tarot diferente. Dijo que era una edición que había recién conseguido y en la cual todas las cartas eran representadas por gatos. Tania me indicó nuevamente que sacara una carta del mazo y salió La Templanza.
Parece que el tarot siempre te ofrece sus arcanos mayores, dijo ella, es como si estuvieras bien protegido o mantuvieras una esencia fortalecida que ostentas única y exclusivamente tú.
Quizá deba serlo para todo lo que pienso y hago últimamente, dije yo. Yo creo que sí, dijo Tania Lou. Nos quedamos hasta que anocheció en la cantina. En algún momento alguien de los que estaban en la mesa dijo: ¿Se dieron cuenta de que pasamos de estar en el "Mundo invisible" (el proyecto) a beber en "El otro mundo" (la cantina)?. El comentario nos hizo mucha gracia a todos. Y sí, ya estábamos borrachos.
